José María y Corina lo habían conversado en alguna de su tardes de té y facturas: toda muerte engendra ausencias y cada ausencia es un pedazo de muerte que se adhiere para siempre a nuestra piel de solos.
(De El perpetuo exiliado, 2016).

domingo, mayo 29, 2016

Mi tía Toty: visión íntima sobre una mujer de la escena y la vitalidad


Mi tía Toty, de León Felipe Troya, se estrenó el 28 de mayo, en el marco de los EDOC 2016

 León Felipe Troya, el director de Mi tía Toty, dijo, respecto de la búsqueda de la verdad documental para la realización de su película, que tuvo “que recurrir a una estrategia, una licencia ética, poética o estética, que fue hacerle las grabaciones de audio sin que ella sepa, del teléfono; para poder encontrar a ella más como es; porque ella cuando está con una persona ella actúa, en vivo, más; el rato que está con una cámara… ya te imaginas”. No tenía que explicarlo, pero, claro, las escenas de las conversaciones telefónicas desde la perspectiva de quien hace el documental, revela a una Toty, persona/personaje, en los momentos de su más auténtico dolor: esos momentos que llegan y la sumen en la inacción por semanas y que nos la muestra como una mujer que se enfrenta a la depresión en soledad.
Y es que la cercanía con la persona —en este caso, su tía María Rosa Rodríguez, la Toty— es al mismo tiempo que una ventaja para lograr un nivel verosímil de intimidad revelada, un motivo complejo al momento de transformar a esa persona en personaje. Afortunadamente, Toty Rodríguez es, ella misma, una persona/personaje de espíritu vitalista; una mujer de sinceridad espontánea, a la que tiene sin cuidado lo políticamente correcto, un ser humano que se planta en el centro de la escena y es capaz de mostrarse sin máscara. Si parece que actúa es porque responde a un libreto verdadero: su espíritu manifiesto en la palabra cotidiana.
            Mi tía Toty, el documental, es también una metáfora, no solo acerca del sentido perentorio de la existencia y de la manera como los recuerdos terminan convertidos en nostalgia, sino, en particular, de una paradigmática experiencia vitalista sobre el ser actriz y hacer cine y teatro como una opción de vida, en un medio social en el que los actores requieren de trabajos varios para la sobrevivencia cotidiana. Y, claro, a partir de la vida de una actriz en particular, entendemos a una persona que abrió caminos no solo en la actuación sino también en el modelo de una mujer independiente. Para Toty, el matrimonio, filosóficamente hablando, nunca fue una opción: “Yo creo que cuando se acaba una relación, o se empieza a desgastar —yo creo mucho en la magia del amor—, entonces cuando se empieza a desgastar la relación […] hay que cortar eso por lo sano”.
            Este documental va construyéndose con el discurso espontáneo de Toty. En el momento de la filmación, Toty dice lo que ha dicho toda la vida: una palabra sin prejuicios ni cálculos, una palabra que la muestra tal como es. El sentido del humor con el que se resuelven algunas situaciones, en este caso, no se siente como un artificio sino como la manera vital que tiene el personaje para enfrentar la vida: desde la emoción que significa revivir un tiempo feliz hasta el agobiante tiempo de la depresión, que es parte consustancial de la psiquis del personaje. En La caja de Pandora, Toty dijo: “Yo me siento bien, yo me siento llena de vida, llena de energía, con ganas de hacer un montón de cosas. La profesión de actor, de cantante, de actriz, es una profesión tan seria como las demás; se necesita estudiar mucho, dedicarle muchas horas, de sacrificio, de trabajo; mal pagada también. … Yo amo el espectáculo”.
“El trabajo de un documentalista es poder cazar, también, o tratar de atrapar el alma o la persona, lo más cruda, y eso fue una de las cosas más difíciles”, ha declarado León Felipe Troya. En la tradición del cinéma vérité, Troya ha conseguido sostener una narración en el proceso de filmación, con la intromisión del propio director que interactúa con el personaje, de tal manera, que la historia de Toty fluye y se muestra como una verdad sin retoques. Mi tía Toty es un documental de tono intimista que logra develar el alma de una mujer de la escena cinematográfica y teatral —lúcida disección de un espíritu libre de prejuicios—, y que se convierte en una metáfora sobre la vida apasionada de una artista confrontada al paso inexorable del tiempo.

Toty Rodríguez, en París, recorriendo los lugares de su juventud, durante la filmación del documental

jueves, mayo 19, 2016

Rosa Elvira Cely, nuevamente victimizada


A casi cuatro años del feminicidio de Rosa Elvira Cely (29 de mayo de 2012), la Secretaría de Gobierno de Bogotá, al contestar una demanda de la familia de Rosa Elvira, señaló que la culpable era la propia víctima por haber accedido a salir con su violador y asesino. En un extenso reportaje de El Espectador, del 15 de mayo pasado, Adriana Cely, hermana de la víctima, dijo: “Es una ofensa para mi familia, para la sociedad, para las mujeres. Siguen insistiendo en que nosotras somos las culpables. ¿Acaso mi hermana tenía que pedirle antecedentes a Javier Velasco? ¿Acaso alguien lo hace? Me da mucho dolor contarles algo así a mi mamá y a mi sobrina, sobre todo en vísperas del aniversario de su muerte. Pensaba que con el tiempo y las evidencias que están en el expediente ya no va a volver a oír esas cosas, pero veo que estaba errada”, y añadió. “Estoy indignada y me duele”.
La Ley Rosa Elvira Cely, aprobada a comienzos de 2015, es un ejemplo de cómo una víctima puede convertirse en el símbolo de la lucha contra el feminicidio y proteger a otras mujeres con su propio sacrificio. Hoy, cuando Rosa Elvira ha vuelto a ser víctima por su condición de mujer, comparto este poema en su memoria:


Rosa Elvira Cely, empalada en Bogotá

No solo es el suplicio inenarrable de tu agonía
entre los árboles solitarios del Parque Nacional.

Es la sevicia de un hombre
la complicidad de todos los hombres
la vasta crueldad de la condición masculina.

Tu sexo atravesado por la furia del falócrata
Tu vientre hollado por la violencia del amo
Tu cuerpo que ya no es tuyo sino del tormento.

Rosa Elvira Cely, 35 años, una niña de 12, martirizada
la dignidad de la vida con la atrocidad de tu muerte.



Concepto jurídico de la Secretaría de Gobierno de Bogotá, mayo 2016.
 
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viernes, mayo 06, 2016

Raúl Vallejo: ministro de Cultura y Patrimonio


El proceso de clasificación de las donaciones contó con un promedio de 120 voluntarios al día.

 Bogotá-Colombia, 4 de mayo de 2016. El doctor Raúl Vallejo Corral fue designado este miércoles ministro de Cultura y Patrimonio de Ecuador, por el presidente de la República Rafael Correa Delgado, mediante el Decreto Ejecutivo No. 1008. Al momento, se encuentra finiquitando tareas de su gestión como embajador y, posteriormente, presentará el informe de su misión.
Luego de implementar en Colombia la campaña Ecuador Listo y Solidario en beneficio de los afectados por el terremoto en la zona costera de nuestro país, que incluyó la recepción de ayudas humanitarias, así como la habilitación de una cuenta corriente para canalizar donaciones de la ciudadanía colombiana y los ecuatorianos residentes en el país, el embajador Vallejo está coordinando los últimos envíos de los donativos en especie, que se encuentran almacenados en las instalaciones de la sede diplomática.
Hasta el momento se han enviado 423 TM de ayudas (25 vía marítima, 23 vía aérea y 375 vía terrestre) y se esperan despachar hasta 500 TM en los próximos 15 días. En la cuenta corriente del Banco de Occidente se ha recaudado (al 4 de mayo), la suma de 387.092.705.41 de pesos.
De igual forma, el doctor Vallejo está organizando la visita a Colombia del ministro de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana, Guillaume Long, quien sostendrá una ardua agenda durante los días 10 y 11 de mayo en Bogotá con autoridades colombianas, empresarios y representantes de la ciudadanía. Asimismo, el canciller dictará la conferencia: “El Ecuador del Buen Vivir y el mundo de hoy”, a realizarse el miércoles 11 en el Aula Máxima de la Universidad del Rosario, fundada en 1653.
Además, el saliente embajador de Ecuador en Colombia se encuentra revisando los detalles respectivos a su designación al frente de la Cartera de Cultura y Patrimonio, y la conformación de su equipo de trabajo. En los próximos días, el doctor Vallejo viajará a Quito para posesionarse y asumir el cargo.

   


1. Voluntarios del municipio de La Calera, en las afueras de Bogotá
2. Espacio de clasificación de las donaciones
3. Cadena humana para carga de los contenedores (Polícia de Colombia)
4. Evento con ex vicepresidente Angelino Garzón, en Cali, 2 de mayo.

sábado, abril 16, 2016

Vargas Llosa, el intelectual de Hola y la derecha



           

            Cuatrocientos invitados, entre los que se contaron seis ex mandatarios, reunidos en Villa Magna, uno de los hoteles más lujosos de Madrid, ubicado en el Paseo de la Castellana. Cobertura mediática para las secciones política, cultural y farándula de la prensa hispanohablante. El Nobel del lugar común para el estreno del octogenario enamorado: “La felicidad tiene nombre de mujer: Isabel Preysler”. Ella, que le regaló un cachorro de Gran Danés llamado Celine, “dio una lección de elegancia y lució impecable de blanco con una blusa semitransparente y falda recta de franela y macramé con flecos, firmada por Andrew Gn”, según la revista Hola. El Marqués de Vargas Llosa[1] —intelectual de la derecha, de los banqueros y de la revista Hola—celebró sus ochenta años “por todo lo alto”, como dirían los cronistas de la prensa rosa.
           
En febrero de 2009, Mario Vargas Llosa escribía que “no es exagerado decir que Hola y congéneres son los productos periodísticos más genuinos de la civilización del espectáculo”. Esa misma puesta en escena que, desde que se amañó con Isabel Preysler —que usa dicha revista como Registro Oficial de su mundana cotidianidad—, ya lo ha puesto de protagonista en algunas portadas de Hola. Como si fuera una Casandra de su propia metamorfosis, Vargas Llosa, al referirse a las revistas del corazón, señalaba que transformar la información en un instrumento de diversión era nefasto para el periodismo, “porque no existe forma más eficaz de entretener y divertir que alimentando las bajas pasiones del común de los mortales. Entre estas ocupa un lugar epónimo la revelación de la intimidad del prójimo, sobre todo si el prójimo es una figura pública, conocida y prestigiada”[2].
           
La cobertura mediática de la celebración de los ochenta años de Vargas Llosa tuvo los ingredientes que le permitieron utilizar una más de las tantas reuniones frívolas del jet set y convertirla en lo que fue una demostración del poder político de la derecha iberoamericana. Los seis ex mandatarios que asistieron son la vocería ideológica y política de la restauración conservadora que arremete en América Latina reclamando el retorno del viejo orden del capitalismo neoliberal al poder: los españoles José María Aznar, y Felipe González —que hace tiempo se olvidó de que la O del PSOE es la O de “obrero” y no de “banquerO”—; el chileno Sebastián Piñera; el uruguayo Luis Alberto Lacalle; y los colombianos Andrés Pastrana y Álvaro Uribe Vélez.

Todo ellos participaron, luego de la rumba, en el seminario: “Vargas Llosa, ideas, cultura y libertad”, llevado a cabo en CasAmérica, inaugurado nada menos que por Mariano Rajoy, y organizado por la Fundación Internacional para la Libertad, creada por el propio Vargas Llosa para impulsar la economía de mercado y el negocio de la prensa mercantil. En términos generales, estos dos objetivos fueron defendidos por los conferencistas, quienes se apropiaron de la palabra libertad, que fue utilizada como la substantivación del capitalismo y de las empresas mediáticas. Vargas Llosa defiende ahora esa libertad de las formas de las sociedades signadas por la inequidad social que no es fruto de malos gobernantes sino de un sistema organizado sobre y para la existencia de aquella. Ese sistema que él criticó en sus primeros libros y, sobre todo, en Conversación en La Catedral, novela cuyos sentidos simbólicos no se atreverían a compartir los que hoy celebran su cumpleaños, porque en él, la crítica se centra en el sistema que provocó aquella pregunta que se volvió retórica, de tanto ser repetida por esa mediocridad de estilo de los medios, aunque en la novela es un leit motiv sustantivo: “¿En qué momento se había jodido el Perú?”.

Lo que Vargas Llosa no es capaz de vislumbrar en su crítica actual a la sociedad del espectáculo es que sin la existencia del espectáculo como cultura, el capitalismo carecería de ese sustento ideológico muy suyo, basado en el divertimento, que provoca la ilusión de la libertad. Un personaje de Conversación en La Catedral, periodista de La Crónica, ante la suspicacia de su entrevistada respecto de si publicaría un dato sobre la amante de un político, le dice: “—¿Por qué no, señora? —se rio Periquito—. Ya no está Odría de Presidente, sino Manuel Prado, y La Crónica es de los Prado. Podemos decir lo que nos dé la gana”[3].

Ese es, realmente, el límite de la libertad que manosean las empresas mediáticas, ensoberbecidas de poder, y esa es la verdad sobre la ética de sus propietarios, que el Vargas Llosa de hoy, vocero ideológico del capital, defensor de los banqueros del continente[4], y luminaria actual de la revista Hola, encubre hábilmente con el manoseo de la palabra libertad[5].

Su militancia, como intelectual orgánico de la derecha, le permite disfrutar, a la vejez, de la primera plana de las revista del corazón, “porque [como él mismo escribió] en la civilización del espectáculo el intelectual sólo interesa si sigue el juego de moda y se vuelve un bufón”.

 


[1] El Marquesado de Vargas Llosa fue creado por Juan Carlos I mediante Real Decreto 134/2011, de 3 de febrero de 2011, por la “extraordinaria contribución de don Jorge Mario Vargas Llosa, apreciada universalmente, a la Literatura y a la Lengua española”.
[2] La civilización del espectáculo (Letras libres, febrero de 2009).
[3] Mario Vargas Llosa, Conversación en La Catedral [1969], Barcelona, Seix Barral, 1974, p. 381.
[4] Vargas Llosa, intelectual de los banqueros Entrada del 19 de noviembre de 2012 en este blog.
[5] Algunos escritores —hipercríticos cuando se trata de ver la paja en los gobiernos progresistas de la región—, guardan prudente silencio sobre su ídolo de barro convertido en el lodo, con la esperanza de llevarse los cien mil dólares de esa otra muestra de poder cultural, que es la bienal de novela que lleva el nombre de Varguitas.